Y, ahora que sé tanto, qué. (Quino)

Espero que a Quino, en el improbable caso de que lo sepa, no le moleste que use un dibujo suyo para dar más sentido a mis palabras. La verdad es que me conmovió esta ilustración (en mi mala reproducción apenas se intuye lo grandioso) cargada de humor y de tristeza.
Ese anciano abatido parece haberse leido todos los libros de su biblioteca, parece haber dedicado toda su vida a ello y se hace la pregunta con la que encabezo esta parrafada: "Y, ahora que sé tanto, qué".
En general me da la sensación de que las personas se conforman con lo que saben, conozco a muchas que piensan que ya saben todo (no hablo de erudición, por supuesto) y que no necesitan saber más, son los que dicen frases como: "Yo ya estoy de vuelta" , "Yo he navegado mucho", "He estudiado tal y tal, eso es una garantía" o "Poseo tal distinción, soy una voz autorizada".
A mí, en cambio, conforme más vivo, me ocurre lo contrario, que cuando creo saber algo encuentro otra teoría que desmonta mis argumentos y que tengo que empezar de cero, otra vez. Por otro lado, a pesar de que esto me entristece, he comprendido que esa misma razón es la que hace que la vida tenga su encanto (hasta para un desencantado) y que, si se cree saber algo, más vale buscar el conocimiento en otro lugar, por otros cauces, no porque ese conocimiento te lleve a la felicidad, ni mucho menos, sino porque, si algún día pensara que ya sé suficiente, estaría encargando mi propio cortejo fúnebre, aunque viviera cien años más.
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